De arte nada, matanza cruel e inutil
Tarde de fiesta, sol
abrasador.
Piso la arena, no sé donde
estoy.
Sonidos de trompetas y
tambores,
voces de gentes por todas
partes,
me llegan, me envuelven y
me ensordecen.
Frente a mí un hombre me
observa.
Sus ojos son desafiantes,
su voz potente,
provocadora,
su ropa brillante, me
deslumbra.
Empieza un baile que desconozco,
se pavonea ante mí, me
irrita,
agitando su capote, me
incita,
apelando a mi instinto
primario.
Siento en mi pecho, la
necesidad
de mostrar mi casta y
bravura,
de embestir todo lo que se
mueve,
sin saber bien el porqué.
De repente en la plaza,
dejan de sonar
las trompetas y tambores,
se acallan las voces de
las gentes,
dejando paso a un silencio
aterrador.
El hombre, levanta su
brazo de hierro
y lo clava en mi espina
dorsal.
Un dolor abrasador me
atraviesa,
me retuerce y me enfurece.
Suenan de nuevo las
trompetas y tambores.
Las gentes de pie aclaman
y aplauden.
El ruido que provocan me
enloquece,
que tiemble la tierra
debajo de mis pezuñas.
Lejos de rendirme a su
crueldad,
le enseño mis astas bien
cuidas y afiladas.
En un intento de disuadir,
embisto de nuevo, removiendo el aire.
Su respuesta no se hace
esperar.
Me obsequia de una
estocada,
y otra, tras otras,
clavándose en mi piel ya
desgarrada.
El aire cargado de polvo
me pesa.
El dulce aroma de mi
sangre
me llega, embriagándome.
En mi, la agonía se hace
presente.
Sonidos de trompetas y
tambores.
Voces de gentes por todas
partes,
reanudan de nuevo al mismo
son,
animando al torero en su
hazaña.
Todo es borroso, confuso a
mí alrededor.
¿Donde está mi prado
verde?
Mis ojos se pierden en los
suyos,
Pidiéndole, que remate la
faena.
Era una tarde de fiesta,
El sol abrasaba
Pisaba la arena, sin saber donde estaba.
Sonidos de trompetas y
tambores,
voces de gentes por todas
partes
Carmen.M.G
La bravura se revolvió con sangre sin entender nada..
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