Atormentados están mis pensamientos,
en medio de un silencio
ensordecedor.
Añoro los pasos y voces tras
la fina pared.
Pared, ahora muda de toda
vida.
Ecos desconocidos me envuelven,
sonidos de un silencio
sepulcral
quebrados por el latir de mi
corazón.
Solo queda un vació lleno de
ausencias.
En mis horas de soledad
deambulo.
Los tiempo muertos se hacen
eternos.
Todos los recuerdos
entreabiertos
se entremezclan en la fría oscuridad.
Anhelo la música celestial de
las risas,
melodía aguda de vida para
mis oídos
que, al travesar la fina
pared
me colmaba de alegría y
felicidad.
Carmen M.G