Palabras sentidas.
Quieren ser
pronunciadas.
Tal vez,
escuchadas.
También
comprendidas.
A veces gritadas,
Otras, hasta
escupidas.
Pero:
Sin articular.
Sin auditorio.
Sin entendimiento.
Sin ruido.
Sin vomito.
Pues:
Atrapadas en mi garganta,
Sé quedan
atragantadas.
Asfixiadas, sin
voz.
Secas, se caen
muertas.
Descenso
vertiginoso.
Hasta mis entrañas.
Fin.
Carmen.M.G
No hay palabras muertas sino silencios a la espera en forma de soledad. Cualquier impulso puede expulsarlas para darles vida, cualquier vida puede poner su oído para cualificarlas, para valorarlas y darles la importancia que tienen... porque la palabra no siempre es hablada, hay gestos, miradas, sentimientos que traslucen y no quedan en lo oculto para quienes queremos verl@s.
ResponderEliminarMe gustó.
Si, es verdad Antonio.
EliminarCuánta razón con llevan tus palabras.
Y qué difícil es, cuando los oídos, son sordos y,
los ojos,ciegos.
Gracias por comentar.
Un abrazo.