Cuando pueda ya la subiré. Que le voy hacer.
Llamé,
llamé y volví a llamar,
a tu puerta.
Era de noche y vi,
luz por tu ventana.
Hacía frío, mucho frío,
ahí a fuera.
Llegué,
con el corazón encogido.
Tal vez, avergonzado.
Busqué,
tu consuelo, un “hola!”
Oí,
los latidos de tu corazón,
agitados y entrecortados,
al igual que tu respirar
tras la puerta.
También oí,
como tus pasos,
de puntillas se alejaban,
hacía adentro.
Bajé,
la mirada desconsolada,
sin ánimos para seguir.
Y leí,
en tu precioso felpudo,
una palabra, que ya,
no era para mí:
“WELCOME”
Carmen.m.G
me gusta pero que triste el final, te quedan muy bien los poemas!!!!
ResponderEliminarEn los poemas como en la vida misma, no todo son siempre alegrías...ya quisiera yo.Tqm! gracias mi niña <3
EliminarCon lágrima espesa, que a veces hace andar mas firme..
ResponderEliminary revuelve las cosas que deseas..
El poema precioso,,,,,, pero los vecinos hasta las narices de tanto llamar,,se despertaron.ains ains ains,,,, ya sabes quien soy?
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