Siento unos ojos clavados en mi nuca.
Observan mis pasos, mis gestos, a mí.
Me incomoda, pero me siento halagada
Son caricias que recorren mi espalda,
oleadas de calor que invaden mi cuerpo
que confuso, se estremece. Y me pregunto:
¿De quién la mirada que penetra tan hondo?
Me siento vulnerable y me provoca.
Presa por la curiosidad noto el deseo de
encontrarme cara a cara con el misterio.
Sonrojada, con el pecho agitado, me giro:
ante mis ojos, el espacio lleno de rostros
que hablan todos a la vez… la nada, el vacío.
Y, de repente, una corriente de aire invernal,
frío, tanto, como lo está ahora mi corazón
Carmen.M.G
Cuadro de Antonio SAURA (multitud-1962)
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